Hoy en Where is my tie?, os enseñamos a cuidar de vuestros zapatos más exquisitos de forma sutil y cuidada para que día a día estén relucientes. Los zapatos bajo mi punto de vista, es uno de los elementos más importantes de nuestro FIT, por no decir que es el más importante, y no lo digo solo por que la elegancia empieza por nuestros pies, sino también porque son elementos que cuidan de ellos.
Por ello hoy os doy las claves para que siempre llevéis vuestro calzado impecable, su cuidado no conlleva un gran trabajo y el pequeño esfuerzo que aquello requiere además de alargar considerablemente la duración de su vida aporta visibles resultados y mantiene su aspecto.
La primera de las claves es la utilización de un calzador al ponernos los zapatos. Su uso, evita que a la larga se produzcan deformaciones en el mismo; sobre todo en la parte del talón.
Destacaros que los calzadores de mayor tamaño ayudan a que el talón del pie entre dentro del zapato de forma vertical y no de manera diagonal como ocurre con los calzadores de corta longitud.
La segunda clave es evitar vestir los mismos zapatos dos días seguidos. La piel necesita descansar y volver a su posición original para no envejecer antes de tiempo. El uso prolongado del mismo par de zapatos, además de no ser algo elegante, no dejará a la piel respirar y se verá obligada a absorber el sudor. Igualmente, las arrugas que hasta en los mejores zapatos se producen con su uso, se afianzarán siendo luego más difícil conseguir desprenderse de ellas.
Aplicar esta segunda norma siempre que viajemos, pues deberemos dejarlos descansar igualmente al menos un día. Las maletas aprisionan los zapatos pudiendo deformarlos ligeramente.
Una de las normas más importantes y la cuarta en los mandamientos del cuidado de nuestro calzado, es introducir en estos unas hormas de madera siempre que no estén calzados. Las hormas son el mejor amigo de los zapatos y deberían acompañarlos allá donde fuéramos.
Estas, además de absorber el sudor y el olor impiden que la piel se agriete. Igualmente, al “obligar” a todo el zapato a volver a su posición original evitan que se afee el aspecto de éste.
Si nuestros zapatos han sido hechos a medida bastará conservarlos con la horma utilizada para su fabricación. Ésta, al contrario de las hormas estándar, llegará a todos los rincones del zapato y lo conservará en perfectas condiciones. De tratarse de zapatos industriales bastará con utilizar unas hormas de madera extensibles.
Una de las normas más importantes y la cuarta en los mandamientos del cuidado de nuestro calzado, es introducir en estos unas hormas de madera siempre que no estén calzados. Las hormas son el mejor amigo de los zapatos y deberían acompañarlos allá donde fuéramos.
Estas, además de absorber el sudor y el olor impiden que la piel se agriete. Igualmente, al “obligar” a todo el zapato a volver a su posición original evitan que se afee el aspecto de éste.
Si nuestros zapatos han sido hechos a medida bastará conservarlos con la horma utilizada para su fabricación. Ésta, al contrario de las hormas estándar, llegará a todos los rincones del zapato y lo conservará en perfectas condiciones. De tratarse de zapatos industriales bastará con utilizar unas hormas de madera extensibles.
En días de lluvia en los que nuestros zapatos se mojan, deberemos nada más llegar a casa deberemos secarles con un trapo suave y asegurarnos que no quede agua sobre ellos. No obstante, y a pesar de que no se vea agua, es muy probable que la humedad haya penetrado en la piel del zapato. Para evitar que dicha humedad haga estragos en la piel del zapato introduciremos en ellos unas hormas de madera. Al mojarse, los zapatos son más sensibles a deformarse por lo que deberemos ponerles las hormas lo antes posible.
No se debe abusar de los productos de limpieza. Aunque los zapatos deben estar siempre lustrados e hidratados para evitar que la piel se seque y se resquebraje. Siempre si un zapato no lo vamos a utilizar durante un periodo de tiempo largo, deberemos darle una capa de betún, con el fin de que el zapato poco a poco lo absorba y no se deshidrate.
Como octava norma, destacar que después de cada uso deberemos cepillarlos antes de guardarlos para que no dé tiempo a la suciedad a penetrar en ellos. Un cepillo de cerdas de buey, de caballo o cerdo nos ayudará con este cometido diario.
Para terminar, es importante conservarlos en las bolsas de algodón que se entregan con todo buen par de zapatos. Estas bolsas además de dejar traspirar la piel evitan que entre suciedad alguna. Si el espacio de nuestro zapatero lo permite deberíamos, una vez guardado cada zapato en su respectiva bolsa y colocada la horma correspondiente, conservarlos en la caja que se nos entregó con ellos.
Espero este articulo os haya servido de ayuda y con estos consejos podáis tener unos zapatos totalmente relucientes y cuidados.
No esta mal, pero parecen cuidados intensivos de UVI, no se yo si estaremos por la labor de hacer todo eso, lo mas fácil y eficaz es el uso de las hormas así como limpiarlos (crema), claro que ademas hay mucho calzado Chino que son imitaciones, de polipiel y sin suela de cuero
ResponderEliminarExcelente!! :)
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